Novelón Habemus. Leemus, disfrutamus.
“Los enamoramientos” de Javier Marías, no cabe duda o discusión, es un libro de autor principal. Se lo cree él, se lo creen sus lectores, otros autores, críticos y profesores y su editorial. Por algo ha vendido más de seis millones de ejemplares por todo el mundo de todas las novelas que ha publicado en su ya larga carrera. Un escritor erudito, nada negligente, sagaz, informado, culto.
Javier Marías, sesenta años, se ha dedicado toda su vida a lo mismo, a escribir, a leer y estudiar, y subrayar libros, diccionarios, enciclopedias y además en varios idiomas que habla, que conoce, que domina.
En las páginas de esta nueva novela, encontramos hallazgos formales de producción editorial dignos de resaltar. La columna de 45 espacios de anchura, muy apropiada para el tipo de narración introvertida, personal, larga, para poder perorar al lector sin marearle. La comilla viuda, es otro hallazgo, en vez de dos tildes, una. Para las reflexiones del autor, que pone en los labios de sus personajes a su gusto y necesidad, muy infrecuente en las novelas contemporáneas al uso.
Y otros hallazgos geniales. Los personajes, que toman y tocan pensamientos del autor y sus amigas, está negligentemente descritos, pero se entienden. Sus nombres María Dolz, Luisa Alday, Ruiberriz, Javier Díaz Varela, Deverne (Miguel Desvern) y Luis Felipe Vázquez Canella o Garay Fontina... Este último, desideratum literario que tiene el objetivo de pasar alguna cuenta pendiente, literaria o personal. (Apuesto porque el personaje de referencia Garay Sentina es un trasunto o no del novelista Arturo Pérez Reverte o de cualquier otro autor de nombre compuesto...).
Este escritor es culto y lo practica hasta la solemnidad. Conoce el lenguaje y las palabras, utiliza tiempos de verbos en desuso, correcta y adecuadamente, con naturalidad, y pone nombres a los personajes rebuscados, pensados, chocantes y eficientes, la zeta no falta. La protagonista parece de pensamiento machorro, aunque disimula bien su condición femenina en el trasncurrir del la novela. La acción es escasa, reducida a su mínima expresión. La reflexión, la especulación, la cavilación y los pensamientos y especulaciones sobre la traición, la amistad y el amor de la vida llenan, discurren, conviven y dan significado a las más de 180.000 palabras de que consta esta última novela editada por Alfaguara, escrita, parida, y presentada por Javier Marías hace unos días.
El tempo de la novela parece discurrir en más o menos cuatro años en la vida vivida de la editora María Dolz y su trabajo en la editorial en ese tiempo y circunstancias.
A resaltar la presencia anecdótica, sobre la página 100, del personaje Francisco Rico, amigo del autor, experto en literatura medieval que podría ir por la vida, si quisiera y le apeteciera, y le sentara bien con morrión.
Muy buena novela. A leerla. Totalmente recomendable. Eso si, no es una novela más.
Cándido San.
NOTA: --- entre tantas palabras y frases me atrevo a resaltar---
Palabras cultas, poco usadas:
Negligente (…elegancia negligente).
Descontentadiza, Escarnecer, Entretanto, Pavada, Peroraba, Desatentos, Desdeñoso.
Occipucio. Morrión. Feérico. Ufanía. Vagaroso
Frases memorables:
…cada día un rato en el día a día…
… junto a nadie
- (delación, remediar) … se miente, se intimida, se engaña, se paga, se pacta, se quita de en medio…(página 240)
- (con el paso del tiempo)... lo que ha sido debe seguir siendo o debe seguir habiendo sido…(160)
- (boca besable) …de ella surge casi todo, lo que nos persuade, y lo que nos seduce, lo que nos tuerce y lo que nos encanta, lo que nos succiona, y lo que nos convence. (página 138)
- (sólo somos)... lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, lo saldos…
- No hay de qué.