martes, 28 de septiembre de 2010

EN LA CIUDAD AMURALLADA

Cara muralla. Al chico le llamaban con este cariñoso apelativo. Sus padres vivían en Ávila y le trasfirieron una genética de amplia boca, repleta de dientes, estilo muralla. El 15 de agosto en esta ciudad castellana es un día tranquilo. Buscar a Cara Muralla por sus calles y bares es un reto apetecible. Los abulenses que no se han ido a la playa pasean felices y contentos, se confunden con los turistas despistados que han venido a visitar la Catedral, el convento de Santo Tomas, pasear por la muralla medieval o tomarse un buen chuletón de carne, el manjar estrella junto a las famosas yemas de Santa Teresa.
Un trenecito turístico con tres vagonetas recorre lo que hay que ver de la ciudad en media hora. Los niños mayores de 60 años pagan 3 euros, como los otros niños, el resto 4 eurazos. Un día grande para este negocio.

Apatrullando la ciudad recorre la Virgen del Consuelo en iconografía pobre, barata, con cinco estandartes por delante en una manifestación popular autorizada para mayores de sesenta años. Andaban, corrían hacía la iglesia de San Juan. Atravesaron el Grande a buen paso, y entraron por la muralla medieval al casco viejo, lo que era la ciudad de Ávila hasta hace cuatro días. ¿Cuánto habrá costado y quién ha pagado la transformación en paseo de la Muralla? Llevan veinte años trabajando. Casi se puede recorrer entera por un módico precio.

Este reducto de peponia (donde apenas se vota a nadie que no sea del PP) la tranquilidad reina por todas partes. Los agitadores locales como Ángelito Acebes, aunque trabaja en Madrid, tiene casa en la ciudad, fue alcalde, está lejos, en la playa. Los que se han quedado de guardia disfrutan del calorcito del sol y del fresquito de las sombras que dan las piedras. Una mirada complaciente les relaja, apenas tienen litigios con el poder. El insustancial “Diario de Ávila” cuenta las fiestas tanto como los accidentes del verano, como cada verano, poco más.

Aunque parezca que en la Castilla profunda la gente es seria y aburrida, los actos de disfrute y divertimento variado que se celebran en cada rincón de la ciudad y sus alrededores, a diario o por semanas, contradice el sambenito. Desde el cercano pueblo de Mingorría, llegan ecos de la música de sus bailes, celebran fiestas de La Virgen y San Roque, con puertas abiertas en la fábrica de Chocolates Marugan y unas cuantas verbenas y actuaciones por cuenta del ayuntamiento. ¡Crisis! ¿Qué crisis?
En la ciudad amurallada, en el claustro del Real Monasterio de Santo Tomas, ofertan un espectáculo de música de jazz, iluminado por velas, homenaje a Frank Sinatra, por Pedro Ruy Blas y The Bob Sands Big Band. Genial. Quien te ha visto y quien te ve, querida Ávila. Muchas cosas más, también divertidas, mágicas se ofrecen a favor de la dicha y el disfrute del local y del visitante.

Las cañas que sirven en el Barbacana, bar restaurante del "Grande", cuestan 1,7 euros. Te dan cerveza de Madrid, Mahou, bien tirada, con aperitivo de ensaladilla en su punto, muy bueno. La oferta gastronómica se ha multiplicado por 79, que son los nuevos restaurantes que han abierto en la pequeña ciudad en los últimos diez años y ofrecen sus viandas del terreno. Una oferta sobresale sobre todas, apuntada en varias pizarras en las terrazas callejeras de aspecto parisino: chuletón de Ávila, ensalada, pan, vino o cerveza y postre o café…por 19,5 euros. La oferta está muy bien.

La zona del Chico y el mercado de abastos concentran los restaurantes turísticos pero los hay por todas partes. ¿Tanto turista llega cada día? Antes de que lleguen las fiestas de la patrona Santa Teresa en Octubre, con toros y feria, a lo grande, todavía ofertan un respiro de entretenimiento, con las Jornadas Medievales, el encuentro con los mercados de las tres culturas, seguramente todo made in china, en esta ocasión, la catorceava edición. Ni más ni menos. Buen negocio también.

Los pensionistas han cobrado su paga, sin descuentos, la extra también, los trabajadores que todavía tienen trabajo han recibido su transferencia, el resto, se busca la vida como puede. Esto es Ávila, y esta España del Turismo, de la que se sabe bien poco de cómo son sus cuentas reales y verdaderas, dicen que está muy enferma. Nadie hace cuentas de verdad, no pueden. Unos dicen que estamos en bancarrota, otros que podíamos estar mejor, otros peor y nadie se conforma con lo que ve, con lo que vive y con lo que no le cuentan.

Este chico, Zapatero, cómo aguanta tanto lío. ¿Cómo sigue? Si están tan mal las cosas para que quieren los otros llegar al poder tan rápido ¿Administrar miseria? ¿Tienen soluciones? ¿Existen de verdad? ¿Son más listos? ¿Qué calculadora tienen?

¿Por qué dicen que el de León es tan malo, tan perjudicial? Si aquí no pasa nada, y si pasa, se le saluda y santas pascuas. Los pensionistas saben que van a cobrar su pensión, aunque despotriquen en el bar. Las ciudades están repletas de gente, los colegios están abiertos, los hospitales atienden urgencias y enfermedades diversas, todavía quedan empresas, la sociedad funciona.

Ahora la gente está en la playa, como siempre en verano. Unos más o menos según se cuente y quien lo cuente. Parece que lo haces mal Zapatero. ¿Es que la gente no sabe lo que es gobernar una casa, una empresa, un colegio, una facultad, un hospital, un…? Cada cuál hace lo que puede, y si tiene un euro en el bolsillo se lo gasta o lo ahorra.

Por cierto Cara Muralla no estaba. Se había ido a la playa.

1 comentario:

  1. Este post mezcla churras con merinas. No conozco Ávila, pero la conoceré.

    Josean

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